Cómo superar la adversidad.
Me gusta escribir artículos.
Tengo algunos años ya escribiéndolos y si bien no soy un gran escritor, los escribo asiduamente.
Algunas personas leen mis artículos y pueden pensar que me atrevo a darles ciertas indicaciones, consejos o sugerencias porque yo ya no vivo ninguna situación dolorosa o complicada, difícil.
Nada más lejos de la verdad.
A veces, sólo transmito lo que mis Maestros me han enseñado. En ese sentido, soy un buen transmisor de información de mis Maestros que tampoco inventaron muchas cosas de las que dicen, y dado que soy un estudiante de estos temas, realizo una labor de descubrimiento y selección de valor agregado para las personas que se interesan en estos temas y se dedican a otros menesteres.
En otras ocasiones, las más, en realidad escribo mis experiencias personales, aderezadas con el conocimiento que con los años he ido adquiriendo.
Y, de nuevo, si piensas que yo no vivo dificultades, piénsalo de nuevo, porque no es así. Y algunas de esas experiencias son tan alucinantes e incomprensibles, no calificables, no entendibles y completamente desubicadoras como las de cualquier otra persona.
Y es entonces cuando cobra sentido todo lo que he aprendido y me doy cuenta de que me estoy preparando para algo mejor.
Por ejemplo, ahora mismo estoy inmerso en uno de esos momentos difíciles e incomprensibles en el que uno inevitablemente piensa "Yo no he hecho nada para merecer esto".
¿Te suena?
Es normal pensar así, no es normal así dejarlo. Porque esto no es verdad.
Es momento de regresar a los básicos. Si tú que estás leyendo esto, estás viviendo algo así, te invito a que me acompañes en este proceso de integración aplicando los siguientes secretos:
1°) Reconoce que tú lo atraes. Yo no he hecho nada para merecer esto suena muy bien y probablemente es cierto. Pero es que uno nunca se merece nada malo de lo que nos ocurre. Está perfectamente mal planteada la situación. Vivirlo no es cuestión de merecerlo o no, sino de atraerlo. Y SÍ, YO LO ATRAJE EN SU TOTALIDAD.
2°) Recuerda que siempre puedes reinventar el pasado y alterar tu presente y tu futuro. Todo lo que ha pasado es absolutamente interpretable. Ya sea que hayas hecho algo o te hayan hecho algo, no te conviene guardarlo en el baúl de los recuerdos dolorosos. Reiventa el pasado dándole otro siginificado. A este proceso se le llama reencuadre y es extremadamente poderoso.
En mis cursos de Comunicación utilizo un ejercicio para ayudar a los alumnos a expresar situaciones conflictivas con palabras alternativas y más poderosas emocionalmente. Por ejemplo, les digo que en lugar de decir que "odian" a alguien, mejor lo expresen como "Gracias por enseñarme a desarrollar la tolerancia". O en lugar de decir "estoy enfermo", mejor digan "me estoy limpiando". ¿Ves? Es al misma situación pero expresada de forma positiva.
El punto es que si cambias tu pasado, de manera automáticamente cambia tu presente y por definición, tu futuro. En esto el truco es el lenguaje, la forma en que lo expresas. Si no cambia la forma en que lo cuentas o expresas, no cambia la experiencia en tu mente y por lo tanto no cambió en la realidad. Recuerda que no estoy hablando en este momento de esquizofrenia sino de reencuadre. Ahora bien, si eres suficientemente atrevido, cambiar radicalmente tu pasado, reconstruirlo a tu mejor antojo, también funciona.
Además, tu pasado ya está inventado. ¿Qué te hace suponer que lo que cuentas no es ya una invención dantesca? Mi experiencia me ha enseñado que las personas inventan pasados que justifican sus necesidades adictivas de experiencias emocionales, ya sean dolorosas o placenteras. Los interpretan, cambian, modifican y adaptan los hechos a sus necesidades de sufrimiento. Yo mismo he escuchado cosas de mi que jamás han pasado (una vez le amueblé el departamento completamente a otra mujer con mi tarjeta de crédito y creo que, inclusive, ya estoy muerto).
Tu pasado, tu presente y tu futuro sólo están en tu mente.
3°) Mantén lo que deseas en tu mente, no lo que no deseas. Sé que cuando estás viviendo algo desagradable o muy desagradable (como es mi caso) tu único pensamiento es "salir de ello". El problema es que cuanto más piensas en "ello", más lo vives.
¿La solución? Junto con tus deseos de no seguir experimentando dolor, que son naturales y humanos, dedica algún tiempo a pensar en lo que quieres experimentar, tener o ser. Deja que la luz poco a poco vaya eliminando la obscuridad. Sé una flama que poco a poco va adquiriendo su verdadero brillo y explendor.
Recuerda que la luz siempre tendrá más poder que la obscuridad y aprende a vencer "tu miedo más profundo", como diría Marianne Williamson.
4°) Se consciente de que esta es tu mejor oportunidad para aprender y perdonar. Hiciste o te hicieron, y las consecuencias de ello las estás viviendo en el presente. Si hiciste, aprende. Yo mismo, revisando mi pasado, acepto haber tomado las decisiones más tontas que puedan existir. Pero no me juzgo por ellas. Tomar decisiones tontas no te hace tonto, simplemente demuestra que necesitas aprender. El verdadero problema es no decidir y ser víctima del miedo.
Por cierto, no tienes que pagar el precio a menos que así lo desees. El aprendizaje es el precio y las consecuencias de nuestros actos se diluyen cuando se ha dado un auténtico aprendizaje. El Universo perdona automáticamente a aquellos que aprenden. Un ejemplo es la mentira. Una vez que sabes que no necesitas mentir, que aprendes a vivir en la verdad, las consecuencias de tus antiguas mentiras dejan de existir.
Y si te hicieron, entonces perdona. Reencuadra los actos de los demás, transforma su significado. Perdonar a alguien que se tropezó y en su tropiezo te hizo daño no tiene mucho valor. Para experimentar el perdón necesitas que alguien te haga algo verdaderamente alevoso e intencionalmente malo. Y entonces puedes experimentar el verdadero perdón, lo cual representa un poder y satisfacción, más allá de lo explicable con palabras.
¿Quieres saber qué es lo mejor de todo?
Que no me puedes decir "Tú no sabes lo que yo estoy pasando" porque sí lo sé.
Nada de que a mí no me pasa nada. Claro que me pasa, como a cualquiera. Pero no es hablando de mis problemas como te voy a ayudar.
Y es entonces cuando pienso: "Dios mío, gracias por estos momentos porque es cuando más entiendo a las personas que me escriben y me cuentan sus situaciones personales. Gracias porque me estás enviando un mensaje que yo a mi vez puedo transmitir. Y el mensaje es que Tú me diste el poder de cambiar y dominar mi mundo. Y este es un poder que se descubre usándolo y para usarlo, necesito vivir lo que estoy viviendo, ni un instante más y ni un instante menos".
Este es el momento en que los problemas se convierten en oportunidades.
Y "Por sus frutos los conocerás". No te cuento que tengo problemas para que lloremos juntos, sino para expresarte desde los más profundo de mi corazón que te entiendo, que sé lo que estás viviendo y que...
Sea lo que sea.
Con mucho respeto y sensibilidad.
Y con firmeza, conocimiento y amor, te digo que tú puedes superarlo todo. Absolutamente todo.
Piensa en ello.
agosto 04, 2008
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